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  • Foto del escritorEn busca de poetas

Textos ciclo piloto (31/10/18)

Actualizado: 4 mar 2019



1. Yirama Castaño Güiza (poeta)

2. Andrea Salgado (narradora)



SECRETO DE MEDIODÍA


Profeta:

Silencios en la sombra

regalan adioses a los duendes.

Presagios con turbante

vienen lento

y arrastran contra si las dimensiones.

¿Te llevas el asombro?

¿Te lo llevas?

¿Y la validez de la noche sombría?

El tiempo suele robarse las heridas

pero yo te advertí

que soy aprendiz en el olvido.

Nunca te he dicho que el resplandor de los azares

horada sin embargo mis mañanas

y las fiestas que a veces ofrezco en tu nombre.

Recuerdo, por ejemplo, que existen días

en que llevo báculo, saxo y tambores

cuando dirijo la orquesta con los hombros.

Construyo sueños en los arrabales

y bamboleo los crescendo, menguantes y altibajos

que mandaste a perecer conmigo.

Debo agregar,

que en medio de la luz hago la venia con Charlot.

Me visto de negro.

Doy tres pasos

y te sonrío con orgullo de pionera en estas lides.

Que te parece, viven los secretos.




PARQUE NEVADO


Comienzo con la paciencia

que me concede el corazón de un pájaro

Desde ayer late en mí un escudo para el tiempo

Entonces,

la muerte es nuestro gran espejo

Acerca su manto a contraluz

y cuando llega la videncia

nos quedamos dentro

Damos pasos largos

entre cintura y espasmo

En el deslizar de la cascada

el agua corre por las venas

Abrazo de las piedras

donde no hay espacio para las fisuras del invento

El bosque es el único encanto:

sigilo y guardián de los silencios

Recogimos el temblor en nuestros cuerpos

Como talismán

tomé el cristal de las batallas



UMBRAL Y CAMPANARIO


A la víspera del límite,

donde ya ninguna puerta abre.

Es ese el lugar diáfano y brillante.

Allí, la gota se convierte en grito

y el eco afila las alturas.

Luego vendrá el poema.

La orilla o el jardín de sombras.

Desprovisto del espacio,

desierto del alba.

La rosa nacerá distinta

y menos rosa.

Ramas, viejos árboles, infancia.

Noche de luna y desagravio.

Recuerdo del amante.

   Grieta del futuro.

Allá donde el principio es transparencia

no puede la brasa destruir el cuerpo húmedo.

Esta sensación de agitar estorbos.

de sumergir la piel

hasta el vacío.

No sé cómo el hombre

alcanza el siglo

o el fuego lo rebasa.

Entre violetas y amapolas

          el viento es sólo un ciego que tropieza.



VII


Me bautizaron con rostro de mujer

y ungieron mis piernas

con aceite.

Luego hicieron resbalar por ellas

el nombre

con el que aún me llaman.

No me arrepiento,

pero cada vez que mojo mi piel

con gotas de la bendita agua

confieso el sonido

de las campanas del reloj.


VIII


Por ese orificio de mujer

han pasado agujas en forma de luz

que bordaron extrañas historias

donde milenarios héroes apagaron su sed.

Por este orificio de mujer

salió la estrella fugaz

que lleva el hilo

del deseo y la memoria.



EL SUEÑO DE LA OTRA


III


Creí saberlo todo

cuando me miré a los ojos

por primera vez.

Detrás de mí

estaba la marioneta.

Aquella que aguantaba con sus dientes

los hilos de mis brazos.

Aquella que empujaba con su lengua

mi cabeza hacia atrás

y hacia adelante.

Aquella que dirigía mis pasos

con sus manos,

empujando las caderas con un dedo.

La que pegaba su torso a mi espalda

para hacerme mover.

En fin, la igual a mí, la otra,

la que permanecía entre las sombras

mientras doblaba mis rodillas

con sus pies

hasta hincarme.



(Poema de las Voces del Adiós – Libro El Sueño de la Otra)  


VI


Entonces volvamos al comienzo

Dame un gesto

y grabaré tu imagen.

Dibujaré una palabra para ti

y buscaré la frase

que describa el olor

de tus mejillas.

Luego,

me sentaré a esperar,

por si vuelvo a verte,

pero ya serás distintos

al que algún día

quedó escrito en páginas azules.

Para entonces

Sólo tendrás lugar

en la pared de los retratos.



SAN SILVESTRE


A Clara Inés Güiza


Intento vestir tu delgada figura

para caminar las hirvientes calles,

que tatuaron el mapa de tus pies.

Y alcanza la vista para divisar el río,

las pequeñas casas de esta orilla

y el vaho de la muerte en los espejos.

Ya no es,

de este lado,

como lo conociste.

Miles de lenguas

se han lamido el puerto.

De las alianzas entre hombre y madera,

sólo quedan crucifijos en el pecho.

Mañana visitaré la ciénaga.

Puede ser que allí te encuentre,

sembrando tu humedad,

en tierra color bermejo.

Con los mismos ojos tristes de la niña

que dejó puesta su mesa

para escaparse con el tiempo.



Rumor del Valle


Cuando comencé a viajar,

no pude resistir la tentación de parar

en la estación equivocada.

Pequeño pueblo de bombilla en la escalera,

habitar cualquiera de tus casas era bailar

en una ronda eterna de gaitas y tambores.

No importaba la lengua arenosa,

ni el calor colándose en la pared de la cocina.

Bastaban eso sí los olores de la tierra,

la lentitud descalza en el centro de la plaza.

Nadie tenía nombre

y sin embargo todos se llamaban.

Las mujeres pintaban sus labios

en punto de las seis

y los hombres aplastaban fichas

en medio de los gritos y la fiesta.

Pero un día llegaron los falsos monjes

a pintar con aerosoles

agujeros negros en tu cielo.

Pequeño pueblo,

ahora que vuelvo con el camino despejado,

ahora que la brújula señala el norte sin equívoco

hay algo que no entiendo,

todos callan

y una fila de cantadoras

con velas en las manos

alumbran la marcha

que aleja a los niños

de la prometida tierra.



Balada de una noche

que se acerca al día


He de morir de pie

junto a mi tumba.

Con la mirada hacia la tierra

y el largo pelo

jalando hacia arriba.

He de morir por ataque a mis extremos.

De muerte pronta,

pero con tiempo suficiente

para repasar el tono de mis días.

He de morir alcanzada por la noche,

susurrada apenas,

abierta al bosque,

y con esa única palabra

     pendiente

         entre los labios.



ANDANZAS


Ya no sobre esa mano

Ya no sobre la mano que era mía

        y abandonó de pronto el universo

Amor,

el océano está aquí

al otro lado de la habitación

en la pared que se nos viene encima

en el sudor que nos separa

Un sueño aleja por momentos

la nave que se mueve.

Oprimidos contra el miedo

                  emergentes

                                       náufragos



Historia de año nuevo


También llueve aquí en abril.

A los cuentos completos de Onetti

le agregaron ocho páginas en blanco.

Se cortaron las historias

mi tiempo no es tu tiempo

a la hora que tu duermes,

yo vigilo tu sueño de pez

que nada entre corales.

El agua se mueve,

alguien se aleja,

se acerca,

escapa de la red.



LA CAVERNA DE LA MARIPOSA


Quieta agua

quieta ola,

luz devota

detiene el paso

su toda hora.

Alcanza la puerta de su jaula

pica el asfalto de sus brazos

añade alas a la cabeza

urbanas uñas blancas…

Qué importa la lengua extraña

si entiende que le hablan

hoy podría quitarse la camisa,

mudar de cuerpo

y mostrar su cicatriz.



La silla del parque


Ocupas este espacio,

que descansa tu espalda.

Antes de ti, otros vinieron

y aunque no lo creas,

tengo memoria.

Cuando te vayas

habré guardado de ti,

la pequeña historia que relató el instante.

Sé que no te llevas nada de mí

y yo,

afortunada,

he contenido la esencia de tu espíritu.

Este parque es mío,

como yo le pertenezco,

y el tornillo que cayó

no me ha quitado la fuerza.

Tengo la suerte de habitar los cuerpos,

más no la virtud del movimiento.

Pero mi vejez es de roble

y, al final,

puedo encender la hoguera.



Un ángel en Lisboa


A Fernando Garavito

Me imagino que se levanta cada día

con ganas de zumbar,

que se despliega sobre el papel

con la rabia propia

y las miradas ajenas puestas sobre él.

Me imagino que despierta

y persigue los olores más extraños,

aquellos rancios, aquellos agrios.

Me imagino que da vueltas sobre la palabra

y se posa sobre ella,  multiplicándola.

Me imagino que busca la luz,

limpia sus alas,

se guarda de sí mismo

y espera el golpe por venir.

Me imagino que sigue atento,

más allá de toda sombra,

que busca los desechos,

que los lame y los escupe.

Me imagino que tiene frío

que su cuerpo ya es poema

y que la ciudad,

adoquín por adoquín,

se parece a él.



Se hizo la tarde


Ante la brasa apenas,

                  la última chispa

Las horas juntas a la misma hora

   Y un único sonido:

El salto del frío,

pequeño y repetido.

El traje nuevo sobre los mismos huesos

La piedra grande y su jardín

Los sauces lloran alrededor del pozo

y lo que fuimos

es una huella húmeda,

un hueco en la tierra



Yirama Castaño Güiza. Nació en Socorro, Santander. Periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba. Sus poemas han sido traducidos y publicados en medios de Colombia y el exterior. Ha participado en los más importantes Festivales de Poesía en Colombia y  en Encuentros de escritores a nivel internacional. Libros de poesía publicados: Naufragio de luna, 1990. -Jardín de sombras, 1994. -El sueño de la  otra, 1997. -Memoria de aprendiz, 2011. -Malabar en el Abismo, Antología, 2012. -Poemas de Amor (Yirama Castaño, Josefa Parra), 2016. -Corps avant l´ oubli, Cuerpos Antes del Olvido (Yirama Castaño, Stéphane Chaumet y Aleyda Quevedo), 2016, - Antología Poética Ventre de Lumiére, Vientres de Luz, 2017, Queda la Palabra Yo, Antología de poetas colombianas actuales, selección Verónica Aranda, Ana Martín Puigpelat.




Fragmento de La lesbiana, el oso y el ponqué


Bajo el azul impecable del cielo, color bajo el cual todos los objetos se exponen sin ninguna variación en la textura y donde los nombres de las cosas no adquieren posibilidades de adjetivación; bajo la luminosidad amnésica del verano; bajo la inexistencia de nubes en la mañana de La calle, asfalto, casas idénticas, buzones y Parque de las Víctimas de Trapo continúan su invariable existencia.


Un viento refrescante hace que los pinos se agiten sin aspavientos en precisa coreografía del bienestar. Las persianas, programadas para levantar a los habitantes tan pronto amanece, lentamente se abren. En una de las casas, Josie Jones, una Foverer Brunette (FB), acostada sobre un colchón Soft Dreams (capaz de predecir la posición deseada), se arrebuja bajo las mantas: gatita con la panza llena. La alarma, un piar de canario, suena. Abre los ojos, encuentra la espalda desnuda de su marido Thomas Jones, un Forever Brunette (FB) tan poderoso, piel bronceada y suave que le recubre esos músculos visibles incluso ahora que se encuentra en reposo. Perfecto perfecto mi marido. “Gracias, Control Master, por este hombre perfecto que como pan me prodigas”.


Josie Jones se abraza a la espalda de su esposo, lo besa en la mejilla y le susurra al oído:


“Bien, amor, ya es hora de levantarse”.


Este se retuerce hasta deshacerse de su abrazo, murmura algo que ella no comprende y se tapa la cabeza con la manta.


“Qué perezoso, esposito. Apúrate”, lo toma del hombro y lo mece un poco. Abandona el cuarto. Sus pies no emiten ruidos y aunque no tienen alas visibles en los tobillos, flota por el corredor como mariposa sin predadores atraída hacia una orquídea blanca. Entra al cuarto de su retoño, un pequeño Forever Brunette (FB) idéntico a ella y a su marido. Sonríe enternecida frente a las mejillas sonrosadas del bello durmiente y acercando apenas la boca a sus bien torneadas orejitas susurra:


“Bien, Apple, ya es hora de levantarse”.


En la ducha, Josie Jones usa todo tipo de productos: jabón para la cara (Todo el mundo merece una piel grandiosa), champú, tratamiento y acondicionador para el pelo (Su pelo, su estilo de vida), jabón para el cuerpo (Bueno para tu piel, fantástico para tu look) y para la zona íntima (Limpia y sana siempre). Y antes de vestirse: tónico, protector, crema humectante para la cara y contorno de ojos (Juventud embotellada), crema corporal, mantequilla para rodillas y pies, perfume (Deja que el amor florezca).

Gotea el café en la cafetera eléctrica. Josie Jones abre en la pantalla portátil la edición #150 del recetario Comfort Food by Lucas Valencia. Desliza su uña de perfecta manicura francesa por varias opciones. Almond Sponge Cake como generador de sonrisas, Angel Food Cake y la paz de los infantes, Devil’s Food Cake y su errada relación con la hiperactividad, Honey Cupcakes: energía en un instante para pequeños francotiradores. Finalmente selecciona, paga 99 centavos, “Honey Cupcakes: energía en un instante”, dice en voz alta y el timbre de un horno repica (la cocina inteligente ha preparado sus pensamientos al instante).


El olor dulzón de los pastelillos se esparce en la cocina, antecede la entrada tempestuosa de su marido y su hijo. Se da inicio al monólogo del pastelillo:


“Amor”, le dice a Thomas, “¿sabías que los Honey Cupcakes: energía en un instante son una gran fuente de energía para los pequeños? Bueno, eso dice el recetario de Lucas. ¿Te gustan los Honey Cupcakes: energía en un instante? Hay más recetas, pero no bien pronuncié en voz alta Honey Cupcakes: energía en un instante, el horno ya los tenía listos. Parece que de nuevo están de tendencia y mira no más cómo se los devora”, señala al pequeño que tiene la comisura de los labios untada del glaseado de vainilla y miel. “Este chiquitín siempre está muerto de hambre, pero para eso son los Honey Cupcakes: energía en un instante. Mira nada más qué lindo y fuerte que se está poniendo nuestro hijo. Hijo, no te comas todo, deja algo para papá”.


Thomas Jones agarra un pastelillo y sirve café en el vaso termo.

“Perfectos, amor, están perfectos los Honey Cupcakes: energía en un instante. Tan perfectos como tú, como la casa, como el niño, como esta calle en la que vivimos. Ya me voy a trabajar”, dice sin mirarla mientras cierra la puerta de la cocina.

Josie Jones se queda abstraída mirando la puerta cerrada, un video en pausa con una sonrisa indeleble y vacía.

El pequeño deja el vaso sobre la mesa. El ruido le devuelve a Josie Jones la expresión.

“¿Te gustó, nené?”, pregunta deslizando sus dedos entre el pelo sedoso del pequeño.

“Ajá”, le contesta, desaparece de la cocina y regresa casi de inmediato trayendo una mini uzi terciada a la espalda:

“Vamos con los niños a entrenar en el Parque de las Víctimas de Trapo. Nos vemos más tarde. Mañana en la noche, avisó Control Master, tendremos Gran Evento”.

LUCAS EN EL ESPEJO, aparece en la pared-pantalla de la cocina. Las palabras se desvanecen y dan paso a la imagen de un espejo reluciente. Josie Jones levanta de la mesa los platos del desayuno, los mete al lavaplatos y lo enciende en el ciclo ligero.

“Adquiere la réplica de este espejo por solo 3,99”, irrumpe en la casa la voz cristalina de Control Master. “Una verdadera pieza artesanal del mundo orgánico inspirada en uno de los grandes clásicos de la literatura infantil del siglo XIX. Espejito, espejito, ¿dime quién es la más bonita del reino? Tú, tú, Josie Jones eres la más bonita. Tu esposo lo sabe, tu hijo lo sabe, ellos lo saben, aunque no te lo digan. Ellos también te aman. Yo te amo. No lo pongas en duda. Eres una belleza y produces amor. Este espejo te lo dirá cada día. No dudes en adquirirlo antes de que se agoten las existencias”.

Josie Jones no puede evitar sonreír.

“Ay, Control Master, siempre dices las cosas más perfectas. Está bien. Lo quiero todo: simulación y espejo, pero podrías primero enviarme mi espejo. Ya mismo lo quiero. ¡Qué cosa más bella, qué cosa más bella! Louise morirá de la envidia cuando venga esta tarde a tomar el té”.

Josie Jones se acerca a la pared-pantalla, presiona el ícono del espejo y de inmediato la réplica aparece en un rincón de la cocina. “Gracias, Control Master. Amplía y alegra la cocina. Amplía y alegra la perfecta felicidad de mi casa perfecta. Qué cantidad de objetos obsoletos que tiene Lucas. Las junturas lucen herrumbrosas, pero en la decoración, leí hace poco en el catálogo de Perfect Homes, la pátina del tiempo produce una sensación de bienestar. Evoca la calidez de la casa de las abuelas. Y además, es una de las últimas tendencias decorativas. ¿Cuántos años podrá tener esta pieza? ¿A qué siglo y qué década pertenece? Aún no tiendo las camas ni recojo el desorden, pero, ¿sabes qué?, no importa; mis hombres tardarán horas en llegar. Cómo me alegra que hayas puesto de nuevo a Lucas en circulación. Lucas es eterna. Lucas es siempre tendencia. Por qué no, ¿verdad?, ¿por qué no?”

Josie Jones se va a la sala, se sienta en el sofá en forma de L que en cada casa de La calle se dispuso desde el inicio de los tiempos digitales para permitir accesos relajados y mullidos, cierra los ojos, entra al sistema, cruza por los miles de proveedores que se encuentran organizados en orden alfabético, llega a Lucas Valencia y en nueva micro temporada encuentra LUCAS EN EL ESPEJO. Elige opción NON FICTION. Paga los 99 centavos y dice: “Acceder”. El simulador de vida orgánica (SDVO) registra la compra y su conciencia lentamente desciende al barrio Contador:

Cada casa tiene su jardín, hay árboles frondosos, viejas araucarias, fresnillos de flores amarillas, nazarenos de flores violetas y caballeros de la noche que en el día dibujan sombras alegres y en la noche llenan el aire de un agradable olor vegetal.

En los noventa, dos décadas atrás, este fue un lugar muy ruidoso, repleto de jóvenes enérgicos en sus bicicletas, chicos que bebían vino de caja, fumaban mariguana, organizaban picaditos de fútbol y adoraban al Dios de los dioses Míster Kurt Cubain, pero hoy, hoy es viernes, estamos en pleno siglo XXI y el barrio permanece sumido en el silencio.

Encerrada en el estudio, Lucas se mira de cuerpo entero en un espejo de marco rectangular que se sostiene sobre las patas de un caballete, obra de su mamá, aficionada a la carpintería. “Para que antes de salir te veas como una obra de arte”, le había dicho por teléfono cuando se lo envío con la cama, el comedor y la sala, que hicieron parte del mobiliario de su primer apartamento de estudiante universitaria. “El espejo de la verdad”, debió haberle llamado, el diario testimonio de su transformación. Hoy sus sentidos están alterados, cubiertos por un glaucoma de tristeza que le hace ver todos los objetos de la habitación sobreexpuestos, sumergidos en un ensueño que de lo luminoso resulta turbio, una foto ampliada hasta el límite de sus posibilidades. Hace mucho sol y el cielo está azul. Se acerca al espejo para inspeccionarse, pero toda esa luz, ¡por Dios!, pone al descubierto cada uno de los poros, las líneas, las manchas, las pecas, los lunares, la imperfección, la imperfección, las huellas de la vida en la cara. Pero bueno, ahí está también su cuerpo, su cuerpo que es el único lugar en el que en días como este encuentra algo de sosiego. La verdad es que la genética ha sido buena con ella, excepto las tetas que han comenzado a perder un poco la redondez (no hay forma de que unas 36B resistan eternamente la gravedad). Ahí están sus piernas y brazos bien torneados, sus caderas amplias y su cintura estrecha. Aunque hay que hacer algo con los tres kilos que en estos últimos meses acumuló en el vientre, pero ella sabe, ella sabe cómo librarse de ellos. Tantos años de práctica deportiva, los realizados y los que le faltan, le devolverán su vientre plano y mantendrán el resto del cuerpo intacto, inmune al paso del tiempo por muchos años más. Y la cara, no hay que ser tan pesimista, es solo la depresión por la que está pasando. La cara tampoco está nada mal, piensa, alejándose un poco para verla en perspectiva, excepto ese par de líneas: las de la risa al lado de la boca. ¿Por qué tendría que reírse de forma tan estridente y escandalosa? Si sigue así, a largo plazo, a los 50 tal vez, terminará con el mismo rostro de bulldog de sus tías. Pero si se mantiene delgada, tal vez terminará convertida en otro tipo de perro. Cuando la gente envejece coge cara de perro. Hay todo tipo de perros en la fauna humana. Un terrier cejón (ella tiene unas cejas oscuras y gruesas), prefiere ser un terrier cejón que un bulldog. Y las canas, las canas junto a la sien; poco a poco el pelo se le irá poniendo blanco y tendrá dos opciones: aceptarlo y convertirse en una vieja, o teñírselo y convertirse en una vieja que oculta sin éxito la verdad. No hay escapatoria posible: teñirse, eso nunca; le encantan sus ondas naturales color caramelo. No las tinturará y poco a poco, si tiene suerte, se volverán hermosas hondas color gris hierro y será como Cruela de Vil y tendrá un abrigo hecho con las pieles de Mono, Negro y Muñeca.

Clara entra en la habitación y la descubre mirándose en el espejo. Lucas se retira, pero ya es tarde.

—Voy al supermercado a pagar un recibo. ¿Quieres algo? —le dice

—¿Hay suficientes frutas?

—Uy sí, una cantidad absurda. Compré el viernes pasado y mi papá pasó el domingo y me trajo otro montón de regalo. Hay que preparar unas mermeladas o unas tartaletas, algo antes de que se dañen…No me demoro. ¿Qué haces?

—Preparando la ponencia del congreso.

—¿Frente al espejo? —dice y cierra la puerta soltando una carcajada que retumba en el pecho de Lucas, ondas de vergüenza a las que espanta de inmediato como le enseñó Jesús, el maestro de yoga, inhalando en siete tiempos y exhalando en uno, con la lengua afuera. ¡Así! ¡Con energía, Lucas, como un león! En el estudio, la luminosidad de la depresión vuelve a caer y en el espejo, otra vez, los poros adquieren dimensiones volcánicas. Así que se retira y se sienta en el computador a releer el texto que presentará mañana en el VI Congreso Iberoamericano de Ciencia Ficción.

Vejez, palabra maldita. Quisiera haber permanecido eternamente joven”, le dice el viejo capitán Hisao en voz alta a Kumi, la adolescente de piel blanca, pelo sedoso y negro que duerme en una cápsula, indiferente a la realidad de la nave en la que habita desde la catástrofe ambiental que los obligó a dejar la tierra 30 años atrás… “Créete ceiba, que también cría parásitos”, continúa el viejo.

Como el viejo Hisao, protagonista de la novela de Hiro Sota, ella se está convirtiendo en una ceiba y los demás son los parásitos. Antes le era tan fácil cambiar de pareja, de ciudad, de vida, pero desde que vive con Clara siente que están amarradas por un cordón umbilical. Nunca ha pensado en dejarla; la simple idea la aterroriza. Ella es ante todo su amiga, la persona con la que mejor se entiende en el mundo. Si no se hubiera dejado arrastrar por el instinto de perro vagabundo… Al lado de Clara, Lucas prosperó como profesora y se dedicó con ahínco a realizar una investigación sobre la ciencia ficción japonesa del siglo XX. Enseñaba solo de seis a diez de la noche, de tal modo que podía pasar el día entero en su estudio leyendo, tomando notas, escribiendo. Vivía una vida de disciplina monástica. Después de que Clara se iba a las 6:30 de la mañana a la agencia de publicidad en la que trabajaba como diseñadora gráfica, especialista en 36/ LA PROVEEDORA branding de empaques, salía a correr diez kilómetros al parque o a clase de 7:00 AM en Madre Tierra Yoga, y el resto del día lo pasaba leyendo o escribiendo o contemplando en actitud muy zen la calle vacía.

Pamela Rojas, una Rojo Rubí (RR), enciende la pared-pantalla de la cocina tan pronto su hijo sale de la casa. Hace varios días desconectó la opción de prendido automático. Fue un impulso y no lo consultó con el marido ni con Control Master. De todas maneras, él pasa tanto tiempo por fuera de casa que ni siquiera se ha percatado de ello. Y en ningún lugar del manual ni del contrato aparece la prohibición explícita; eso cree. Tal vez debería revisar más tarde. Ignora la publicidad de Network Enterprises y va directo hacia el canal de monitoreo. Ahí va Juan, su pequeño Rojo Rubí (RR), su retoño. Ahí va caminando hacia el Parque de las Víctimas de Trapo. Ahí va con todos los niños y niñas de La calle, alineados y homogeneizados con sus camisetas tipo polo de rayas púrpuras, blancas y azules. Qué cosa más dulce; todos de la misma estatura, todos de la misma edad, tan perfectos, divididos en tres bloques y liderados por Alex, oh, Control Master, el guapo coach: barba rubia tupida y recién podada, pelo abundante y sedoso como para dejar que los dedos se deslicen suavemente mientras lo besa. ¿Qué productos capilares producirán semejante brillo o será un complemento vitamínico?

A Pamela Rojas le cosquillean las puntas de los dedos y los labios. Alex se detiene antes de llegar al parque y alza la mano para detener a los niños. La camiseta polo se le levanta un poco: se le asoman las crestas ilíacas, las abdominales piramidales. Una obra de arte de Network Enterprises que supera todas las obras de arte de La calle, tal vez una actualización del sistema operativo. No puede una desconectarse más de tres días porque todo cambia. Pamela Jones se siente húmeda. ¿Pero por qué su marido no se habrá actualizado? O tal vez sea un filtro. ¿Tendrá acaso el Halo de la Perfección encendido? Revisa las opciones de visualización. No. No tiene encendido el Halo de la Perfección. Es perfecto de fabricación. Apaga la pared-pantalla y se dirige hacia el sótano-gimnasio. Se sube a la elíptica y corre, corre a toda velocidad para ahuyentar la imagen de Alex. Podría hablarle mañana durante el Gran Evento, invitarlo a casa para agradecerle lo que ha hecho por su pequeño. Sí, podría, pero no no no no. Qué pensamiento tan turbio, tan absurdo. ¿Para qué complicarse la vida si tiene una casa perfecta y una familia perfecta? A los cinco kilómetros se detiene y descubre que el ejercicio solo ha logrado ponerla más húmeda. Aprieta un poco las piernas y siente los labios inflamados. Va hacia la habitación, se desnuda y saca del cajón el Ultra Bunny Double 3.0 y el lubricante sabor Honey Cupcake: energía en un instante. Lo humecta. Pone un poco entre los pliegues de la vulva. Abre las piernas y se penetra sin dificultad por delante y por detrás. Gime, con la mano libre se pellizca los pezones; sube una raya la velocidad, se retuerce de placer; sube otra raya la velocidad, se muerde los labios; y de pronto el vibrador deja de funcionar. Trata de encenderlo, pero no lo logra. Se lo saca y lo lanza furiosa contra la pared-pantalla de la habitación: MILF´S MORNING GLORY, aparece de nuevo.

“Hija mía, ¿acaso necesitas copular?”, irrumpe la voz de Control Master. “¿No crees que es mejor adquirir un nuevo dildo? Ese modelo ya se quedó obsoleto. Tenemos ahora el Ultra Bunny Double 4.0. Pero no pongas esa cara, no te estoy sermoneando. Simplemente no es posible actualizarlo. Ya sabes que la tecnología es efímera, siempre cambiante, siempre en evolución. Pero te preguntaba: ¿quieres copular? ¿No te parece absurdo andar fantaseando con el coach? ¿Para qué entonces te instalaste el SDVO? ¿Para qué alejarte en carne propia de la senda perfecta, si acá en La calle tienes millones de proveedores que pueden hacerlo por ti, si puedes acceder a la nueva temporada de Lucas que, por cierto, en cuestión de minutos se ha convertido en tendencia? Has sido su consumidora desde que la lanzamos a inicios de los tiempos digitales. La vida orgánica ha pasado sobre ella como una aplanadora, mientras tú, mírate tú, eres la misma desde que te instalaste, la misma perfecta Roja Rubí. Vivir es morir todos los días un poco y amar con la carne es morir, resucitar y volver a morir.

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